miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL NUDISMO (1932) ESPAÑA

Siempre hemos creído que el nudismo era una reivindicación de orden revolucionario. Añadamos que sólo nos interesa como un medio de emancipación individual. No queremos decir, con esto, que no comprendamos que el nudismo puede practicarse con fines terapéuticos o también para aproximarse a un estado de cosas “naturista”.

Desde el punto de vista individualista -que es en el que nos situamos nosotros- la práctica del nudismo nos parece una cosa muy distinta de un ejercicio higiénico derivado o anejo a la cultura física.

Nosotros consideramos la práctica del nudismo como: Una afirmación. Una protesta. Una liberación.

Por qué es una afirmación

Reivindicar la facultad de vivir y deambular desnudo, de desnudarse en cualquier momento, de asociarse con otros nudistas sin preocuparnos de otra cosa, al desnudarnos, que de las posibilidades de resistencia a la temperatura, es afirmar nuestro derecho a la entera disposición de la propia individualidad corporal. Es proclamar nuestra despreocupación frente a las convenciones, las morales, los mandamientos religiosos y las leyes sociales que niegan a la unidad humana, con diversos pretextos, el derecho a disponer de varias partes de su ser. Contra las instituciones societarias y religiosas que pretenden que el uso o la usura del cuerpo está subordinada a la voluntad del legislador o del sacerdote, la reivindicación nudista es una de las manifestaciones más profundas de la libertad individual.

Por qué es una protesta

Reivindicar y practicar la libertad de desnudarse es protestar contra todo dogma, ley o costumbre que considera, por ejemplo, que la exhibición de la cara, de las manos, de los brazos y del cuello es más decente, más moral, más respetable que enseñar las nalgas, los senos, el vientre o la región pubiana. Practicar el desnudo es protestar contra la arbitraria clasificación en nobles e innobles de las diferentes partes del cuerpo. Es protestar en un sentido más elevado contra toda intervención (legal o moral) que quiera obligarnos a vestirnos porque así le place cuando nosotros nos desnudamos sin obligar a nadie a que haga lo propio.

Por qué es una liberación

Por medio del nudismo nos liberamos de la esclavitud del vestido, nos liberamos de la obligación de llevar un traje que es y ha sido siempre un artificio hipócrita, ya que da importancia a lo que cubre al individuo -o sea a lo accesorio- y no a su cuerpo cuya cultura constituye, a pesar de todo, lo esencial.

Es la liberación de una de las principales nociones sobre las que se fundan las ideas de “permiso” y de “prohibición”, de “bien” y de “mal”. Es una liberación de la coquetería, del conformismo a un escalafón artificial de apariencia exterior, que sostiene la diferenciación de clases. Y en fin nos libera del prejuicio del pudor, que no es otra cosa que la “vergüenza de nuestro cuerpo”.

El nudismo nos libera, además, de la obsesión de la obscenidad, que provoca actualmente el descubrimiento de las partes corporales que el tartufismo social prescribe que deben quedar ocultas. El nudismo es la emancipación de las reservas y las vacilaciones causadas por esta idea fija.

Si nos colocamos en un punto de vista de sociabilidad, sostenemos que la práctica del desnudo es un factor de mejor camaradería, de una camaradería menos egoísta. Es para nosotros un -o una- camarada menos distante, más querido, más íntimo, no sólo el que se nos da a conocer sin reservas intelectuales o éticas, sino con más razón el que une a las anteriores franquezas la de una absoluta ausencia de disimulo corporal.

Los detractores del nudismo -los moralistas o higienistas, conservadores de Estado o de Iglesia- pretenden que la vista del desnudo, que la relación entre nudistas de ambos sexos exalta el deseo erótico. Contrariamente a lo que han hecho la mayoría de los teóricos nudistas, nosotros no lo negamos, pero pretendemos que la exaltación erótica, engendrada por las realizaciones nudistas, si existe, es pura, natural, instintiva y no puede compararse con la excitación ficticia producida por el semidesnudo, el “deshabillé” galante y todos los artificios de tocador de que se sirven los partidarios del vestido, o del vestido corto en que evolucionamos.

Fuente: Revista Iniciales nº 6. Junio 1932. Autor: E. Armand (Seudónimo de Ernest Juin).
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¡VIVA EL NATURISMO!

¡VIVA EL NATURISMO DE TODOS LOS TIEMPOS!

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